04 febrero 2013

Entre notas, guitarras y cigarros...

Era una noche de invierno cuando en la oscuridad entre ruidos, susurros y caminar de la gente me detuve un momento para escuchar tu voz, una voz que aunque conocía de antes nunca le preste mayor atención cada palabra se metió en mis sentidos, cayendo a trozos las barreras del sonido, no te podía ver y sin embargo tu voz impregno de un aire nuevo...

Llegaste así sin avisar, cuando menos te esperaba pero más te deseaba, te metiste en los lugares más recónditos donde no me había atrevido siquiera pisar, con cada acorde me envuelves sin que oponga resistencia alguna, sin importar esa lealtad a tus vicios me dejo llevar por cada nota que sale de tu guitarra, esa que desgarras con las manos con que me tocas, y me llevas al azul del mar, y lo negro de las noches en que basta un roce para que aparezcas una vez más....

Y como si la dicha de tu voz no fuera suficiente, tu arribo fue en compañía, el menage a trois perfecto, la composición adecuada para llenar cada hueco tan desgastados de sólo dejarse morir por las corrupciones del recuerdo. Y así, borrando de tajo la frustración, despertaron cada parte de mi ser, en lo que seguramente será la experiencia más bizarra, donde en cada encuentro somos uno y dos y yo la tercera para quien crean la atmósfera en que entre dos aguas, sedas, tintos y canciones me voy, me vengo una y dos y tres hasta perder la cuenta sin que lo tenga en cuenta. De pronto la pena, la indiferencia y el drama que en resaca aún se percibía desaparecieron, ante el sabor dulce de su piel y las palabras tuyas, fui al fin después de tanto compurgar, liberada de la cadena perpetua impuesta por el juez que no creyó en mi inocencia, dejando al fin el pasado que no importa, el que impide avanzar, el que te retiene aún en contra de tu voluntad porque sin que me diera cuenta me la carcomió, sus manos y las tuyas rompieron con las cadenas que me ataban a nada, y así sin más cedí a los impulsos que con sus palabras me llevaron a ese jardín donde ahora me recreo una y otra vez obedeciendo sin objetar mayores resistencias, gozando los placeres de los sentidos ardiendo, sin esperar más que seguir sintiendo desde las entrañas, la pasión a que los dos muy a su manera me llevan con un éxtasis desconocido hasta que me desvanezco ante sus pies, sólo para ser tomada en sus brazos delgados, fuertes que asemejan a un tigre en movimiento permanente con los que me recuesta en la cama en la que nos esperas y así sin más la ventana se abre una y otra vez hasta que el sueño nos embarga, nos contrae y donde nos sumergimos cada quien en si mismos y yo en medio de ambos, de donde por el amanecer con el humo de mi cigarro que acabo de encender, les siento en esa materia oscura que recién acabo de descubrir y solo me voy sin decir adiós... Ya te llamare al despertar y el también vendrá a nuestro encuentro una vez más...

Basado en Materia oscura
Dedicado a Antonio, artista, poeta, músico, a quien la muerte le arrebató la posibilidad de seguirse dando

No hay comentarios.: