04 marzo 2012

Democracia...real?


Democracia ya patria para todos?
Retomando mi actividad bloguera, y en un ejercicio de reflexión motivado por el querido Mtro Emilio Alvarez Icaza, aprovechando mi acercamiento al Diagnóstico sobre la Democracia en America Latina y su actualización (ambos documentos del PNUD), decido regresar con esta aportación que como es costumbre en este blog constituye más una crítica al concepto de democracia, más allá de la concepción griega de forma de gobierno.
Si bien podemos observar avances en cuanto al establecimiento de instituciones, adecuación de legislación y mecanismos que permitirían consolidar regímenes democráticos, la falta de voluntad política se hace palpable en cada uno de los rubros abordados en estos documentos diagnósticos sobre cómo se vive la democracia.
Sería para mi un atrevimiento intentar siquiera opinar sobre el acceso de la ciudadanía al ejercicio de sus derechos humanos que toda democracia que se precie de serlo está obligada a sustentar, en los países que conforman la Región Latinoamericana, ya que manifiesto mi ignorancia por carecer de información y conocimiento más allá del que pueda tener mediante los medios de comunicación, por lo que en estas líneas prefiero llamar la atención a la situación de mi país sin dejar de pretender que somos parte de una Región con problemáticas y retos similares tal como lo demuestra esta radiografía.
Me parece que este diagnóstico es un buen punto de partida para observar como el gobierno de México transita por la democracia como forma de gobierno, no así en la democracia real a que hace referencia Bovero.
En este momento en que nos encontramos inmersos en un proceso electoral que refleja las enormes brechas que existen entre partidos políticos, y los más de 1500 candidatos y candidatas a cargos de elección popular en los tres niveles de gobierno y una ciudadanía que no tiene confianza en sus instituciones, ni en las personas que las representan, permite vislumbrar desde ahora una incertidumbre sobre el nivel de participación de esta “ciudadanía” en los comicios y por ende es una buena oportunidad para reflexionar sobre la democracia ya como palabra, como concepto como forma de gobierno o como aspiración de los gobiernos.
Y parto de lo siguiente, he entrecomillado la palabra “ciudadanía”, ya que en mi opinión en México no se ha construido, si bien desde la sociedad civil organizada hay cada vez mayor preocupación y ocupación en coadyuvar con los gobiernos en la “cosa pública”, de formar masas críticas que se constituyan incluso como contralorías sociales, atentas al análisis tanto de formas de ejercer el poder, uso de los recursos públicos, formas de gobernar, lo cierto es que la población mayoritaria no tiene ese espacio en la construcción de ciudadana y ciudadano, puesto que las oportunidades de una vida digna son limitadas y para muchas es escasa, esto aunado a la falta de educación cívica con programas fallidos, modificación de planes escolares de estudio que dificultan a las ciudadanas y ciudadanos jóvenes (contrario a lo mandatado por nuestra Carta Magna, en claro ejercicio de provocación, les doy este carácter a aquellas personas menores de 18 años) comprender pero sobre todo formar esa ciudadanía, en espacios desde donde es posible visibilizar y por ende erradicar la discriminación y desigualdad invirtiendo en la posibilidad de construir a las y los futuros ciudadanos se observa algo difícil de alcanzar.
Me explico porqué, en tanto que niñas y niños de otras entidades federativas tienen acceso a la educación cívica de acuerdo a los constantemente modificados y “rasurados” Programas de la Secretaría de Educación Pública donde incluso la materia de civismo aparece y desaparece con franca naturalidad les es ajena la formación en lo que las instituciones electorales llaman valores de la democracia, en la Ciudad de México, el Instituto Electoral del Distrito Federal promueve dentro de sus programas de capacitación toda una oferta educativa para la formación de ciudadanía, que promueven además de elementos para comprender la importancia de celebrar procesos electorales (como la designación de jefes de grupo en las escuelas públicas y privadas de la ciudad), utilizando materiales electorales del propio Instituto, fortalecen procesos de capacitación en la construcción de consensos y respeto a las diversidades; entonces no será mañana la misma ciudadana una mujer que desde su infancia vio y vivió los procesos electorales como una espectadora ajena, sin conocer conceptos de derechos humanos, no discriminación, procesos electorales, tendientes a fortalecer la democracia, al de una mujer que fue construida desde la escuela mediante el acceso a esta información y educación cívica.
Por ello considero que hablar de la construcción de ciudadanía de la población mexicana es algo a lo que aunque aspiramos no es una realidad, sino más bien como toda sociedad heterogénea se compone de diversas formas de ciudadanía, parafraseando el documento las entiendo como ciudadanías electorales, ciudadanías construidas desde enfoque de derechos, ciudadanía en plena formación y personas que difícilmente lograran construirse como ciudadanas (más allá de la concepción de ciudadanía de nuestra Constitución Política).
Entonces y regresando a mi reflexión sobre la situación actual de México, debo coincidir, (incluso por convicción) con lo que reiteradamente me hace ver el Mtro Alvarez Icaza, esto es, hemos avanzado, en veinte años hemos avanzado en construir un estado democrático, en incidir en la institucionalización de los derechos humanos, y no puedo sino aceptar este reconocimiento, sí hemos avanzado en la construcción de un marco legal, impulsado ampliamente por la sociedad civil, en la creación de instancias garantes del ejercicio de nuestros derechos, en impulsar la creación de masas críticas, en incorporar a la academia y a muchos sectores de la población, en el reconocimiento a la libre autodeterminación de las comunidades indígenas y largos etcéteras, si, hoy no estamos en el mismo sitio en que nos encontrábamos hace 30 años, pero y es aquí donde se hace patente mi decepción en la democracia, todo ese engranaje no ha logrado mejorar las condiciones de la mayoría de las y los mexicanos, tal como señalan ambos documentos, la distancia entre la condición y la posición de las personas es mayor, las diferencias al acceso de mejores oportunidades para garantizar una vida digna en condiciones de equidad es más lejana, esto lo he palpado con mujeres en municipios diversos, que me comparten todos los obstáculos para tener acceso a servicios sanitarios, mejorar viviendas, oportunidades laborales, con policías que relatan las precarias condiciones en que ejercen su difícil tarea, con funcionariado que vive las inercias de corrupción en las dependencias públicas, en el seguimiento que realizo en medios de comunicación sobre lo que se hace llamar oferta de proyectos de nación prometidos por candidatas y candidatos a cargos de elección popular, mediante discursos plagados de demagogia;cuando un gobierno como el actual nos insiste durante 5 largos años en políticas de seguridad pública bajo la perspectiva de que es ineludible esa guerra contra el narcotráfico sin importar los daños colaterales, que no reconocen ni siquiera el derecho fundamental a la vida de las personas y en el último año de gestión nos invade con publicidad oficial (de por cierto, altos costos económicos -de acuerdo a los informes de la Cuenta Pública 2010, elaborado por la Auditoría Superior de la Federación el gasto federal en comunicación social aumento en un 500% en los últimos años-) intentando influenciar en el imaginario colectivo la idea de la creación de políticas sociales para la recuperación de espacios y reconstrucción del tejido social(coincidente con los tiempos electorales); cuando el presidente del Instituto Federal Electoral informa que el presupuesto para celebrar los comicios en el 2012 será de cinco mil millones de pesos y en tanto en la sierra Taraumara hay una crisis alimentaria que requiere de paliativos que abogan a la solidaridad de la sociedad civil para donar víveres, porque el gobierno estatal no diseña e implementa las políticas públicas para salvaguardar el derecho a la alimentación de este sector de la población; cuando un refugio para mujeres víctimas de violencia tan importante como el CIAM de Cancún debe cerrar porque no le es posible mantenerlo por la falta de recursos económicos ni por la garantía al derecho a la seguridad para cumplir con su labor, cuando jóvenes con excelente preparación académica no encuentran opciones para desarrollarse impidiendo ejercer su derecho al trabajo, cuando personas cercanas pierden un pie por los deficientes servicios sanitarios públicos por no garantizar su derecho a la salud, cuando observo como se violentan derechos laborales de mujeres que dedican su trabajo a las víctimas de la violencia de género, no puedo sino preguntarme y dejar abierta la pregunta, en verdad estamos en condiciones de hablar de un estado democrático, o como genialmente una organización civil invita es hora de dejar de hacernos pendejos, dejar las decepciones y exigir de los gobiernos la planeación de políticas públicas con enfoques de derechos humanos, para el establecimiento de una democracia real, más allá de la democracia electoral tal como estos documentos demuestran; promover desde los espacios donde sea posible el que los actos de corrupción tengan un costo político, económico, social para servidores y servidoras públicas que hagan un ejercicio indebido del poder público.
Ríos de tinta han corrido con propuestas para poner un freno al desmedido uso de los poderes fácticos, pero estoy convencida que en tanto no implique alguno de esos costos, difícilmente transitaremos de las democracias a que se hace referencia en ambos documentos.
Documentos de referencia:

1. PNUD, La democracia en América Latina. Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos, Argentina 2004.
2. OEA-PNUD-FCE-OEA-IFE-Gobierno de España y Canadian International Developpment International, Nuestra democracia, México, 2010